En un piso de entresuelo del barrio del Poble Sec con una distribución complicada y una gran terraza, se plantea estratégicamente el colocar la cocina abierta a la galería, a la zona de transición entre la terraza y el interior. Para conseguirlo se interviene estructuralmente en la galería para abrir un gran portal i se reforma toda la fachada posterior para permitir la entrada de luz.
El resultado es un proyecto atípico, con una cocina muy luminosa y un espacio de estar mas recogido, pero igualmente confortable gracias al trabajo de interiorismo que permite dar valor a los materiales existentes (obra vista, suelo de baldosa hidráulica, vigas de madera, techos de vuelta catalana) e incorporar nuevos (tarima de roble i superficies blancas neutras) que conjuntamente crean una atmósfera cálida y funcional a la vez.
Para mejorar la amplitud del espacio y la iluminación de la cocina, se modificó la distribución abriendo la cocina con una peninsula, aprovechandola para crear una zona de desayuno para la família.
Siguiendo nuestro estilo, mantenemos las vigas de madera vistas, trabajando con el color blanco y manteniendo esta peculiaridad del estilo nórdico.
Manteniendo gran parte de las estructuras horizontales de la casa vistas, se aprecia tanto los techos de bóveda catalana, con las vigas y los entrevigados vistos, como las vigas de madera que se utilizan como dinteles de los pasos.
Peculiar del modernismo de Barcelona, en la sala de estar se hizo un suelo de baldosa hidráulica.