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Hay un consenso generalizado entre los progenitores: un bebé desborda el tiempo, la atención y las energías de los padres primerizos. Por eso, por más preparados que creáis estar antes de la llegada del bebé, es muy aconsejable que hagáis todo lo posible por ordenar, limpiar y preparar la casa antes de salir para el hospital. La limpieza, productos de higiene y rutinas de orden que trabajéis antes del parto resultarán de enorme ayuda para cuidar la salud del bebé una vez que llegue al hogar.
Aquí os dejamos varios consejos sencillos que os ayudarán a estar más preparados antes y después del nacimiento. ¡Tendréis más tiempo para disfrutar de un bebé feliz!
Tener un kit de limpieza de casa listo para usar en cualquier momento servirá para ahorrarte mucho tiempo y desorden en los próximos meses. Jabón para lavar platos, un limpiador multiusos que pueda usar en cualquier superficie, detergente para ropa, toallitas desinfectantes para todo tipo de superficies, un limpiador de baños, algunos trapos de limpieza, cepillos y un plumero de microfibra también pueden ayudar a realizar muchos trabajos de limpieza.
Para que el primer día del bebé en casa transcurra sin problemas, prepara una canasta con lo básico: pañales, toallitas húmedas, ropa, una almohada para amamantar (si estás amamantando), biberones y fórmula (si estás dando biberón). Ponlo junto a la cuna, el cambiador, una almohadilla para cambiar pañales y una pañalera.
Puede ser difícil que el horario de sueño del bebé se normalice y que se acostumbre a dormir solo en la cuna y boca arriba. Para que el bebé disfrute de su propio espacio seguro para dormir, instala una cuna o un corralito con un colchón firme que no tenga mantas, almohadas u otros artículos. Lo ideal es compartir el dormitorio, pero no compartir la cama.
Si bien el área del pañal debe limpiarse regularmente con agua y un paño suave, los recién nacidos no suelen necesitar un baño diario. Para las veces en que decidas bañar al bebé, asegúrate de tener a mano una bañera adecuada y un jabón especial.
No dudes en lavar todas las cosas del bebé antes de que llegue a casa. Esto incluye ropita, pijamas y sábanas. Retira el envoltorio y cualquier etiqueta que pueda irritar su piel sensible. Y usa un detergente que no contenga colorantes ni perfumes, o uno hecho especialmente para bebés.
Ya sea para guardar el exceso de leche materna, la fórmula para bebés o simplemente para atesorar los guisos que os preparen vuestros amigos y familiares, necesitarás dejar hueco en la nevera antes de que llegue el bebé.
Las áreas con más gérmenes en casa son los fregaderos, los trapos para platos, las esponjas, los grifos, las encimeras, la puerta de la nevera y las tablas de cortar. Desinfecta bien estas superficies regularmente y guarda toallitas limpiadoras cerca de estos puntos para mantener la higiene.
Por más que el bebé no vaya a empezar a gatear mañana, es mejor adelantarse al futuro y decidir ya dónde irán los objetos peligrosos. Guarda las medicinas, productos de limpieza y herramientas pesadas en gabinetes con cerrojo.
No querrás luchar con la sillita del coche cuando el bebé haya nacido y estéis sobrecargados de estrés. Déjala instalada antes del nacimiento y haz pruebas para comprobar que sabéis cómo ajustarla correctamente.
Aunque parezca básico, el lavado de manos con jabón es una excelente manera de mantener a raya a los gérmenes. Asegúrate de abastecerte de jabón porque lo usarás mucho durante los primeros meses y, además, refuerza la costumbre de lavarte a menudo.
Aunque parezca básico, una de las mejores cosas que puedes hacer para mantener una casa higiénica es establecer rutinas de ventilación. Abre las ventanas todos los días unos minutos y deja que el aire corra.
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