Hay estilos de decoración que no pasan de moda. Evolucionan, cambian, se adaptan a los nuevos tiempos sin perder su esencia y consiguen seguir creando ambientes acogedores y llenos de actualidad. Es el caso del estilo escandinavo, que sigue tan de moda como hace décadas, cuando llegó a su máximo esplendor con diseñadores como Arne Jacobsen, Aalto o Ray y Charles Eames.
Pero, ¿por qué es tan famoso este estilo? La clave está en que sabe crear espacios bonitos sin perder la funcionalidad. Belleza al servicio de lo práctico. Una combinación perfecta de la que tenemos muchos ejemplos en homify, pero que hoy se centra en un coqueto apartamento en Varsovia que visitamos, fotografía a fotografía, en este libro de ideas.
El apartamento crea dos zonas muy bien delimitadas. Por un lado, la zona privada, cerrada y bien delimitada detrás de sus puertas. Por otro, una zona de día que se mezcla, que no se encierra y que deja fluir la luz por todas las esquinas.
Esta es la zona que vamos a visitar en primer lugar. En esta imagen observamos como en muy poco espacio se aglutinan sin agobios las tres partes más importantes de esta zona de día: el salón, la cocina y el comedor. Un tres en uno perfecto, luminoso y agradable. Veamos paso a paso cómo lo han conseguido.
Una de las claves para conseguir tanta luminosidad en esta vivienda tiene que ver con el uso del blanco. Es el principal color en el mobiliario y los revestimientos que se suma al uso de la madera, material principal, presente en el pavimento, en la mesa de comedor y en la mesa de trabajo de la cocina. El diseño escandinavo más claro no falta, con las cuatro sillas Plastic Eames en torno a la mesa.
Tampoco faltan toques industriales en la habitación, como las lámparas que
cuelgan en la zona de comedor o la pared de ladrillo visto. Es
precisamente esta pared, que se ha encalado en blanco, la que le da
un toque más urbano y sofisticado, con cierto aire de loft
neoyorquino. Tonos suaves y pasteles son también una constante en la
decoración escandinava y aquí están presentes en el sofá azul en
forma de L
.
Salimos del salón y nos detenemos un instante en la zona de paso. Aquí se
han cuidado los detalles que buscan aprovechar hasta el más mínimo
rincón. Es el caso de las pequeñas estanterías o de la pared que
ha sido pintada de pizarra. Un espacio de bienvenida y distribuidor
perfecto.
Dejamos ya la zona de día y nos adentramos en las habitaciones más íntimas de la casa. La primera que visitamos en el dormitorio, donde comprobamos que la decoración no ha efectuado grandes cambios. Continua con su línea escandinava y el predominio de los colores blancos. La falta de espacio de este pequeño dormitorio se suple con grandes ideas, como el armario empotrado de puertas correderas, también en blanco. La cama se apoya sobre palets, aportando un toque fresco y sostenible a la habitación.
Por último, echamos un vistazo al cuarto de baño que ha sabido adaptar su diseño a la escasez de metros cuadrados. En este cuarto de baño, la carencia de luz natural se suple con el uso inteligente de la luz artificial y con la presencia de espejos, que además consiguen ampliar la sensación visual del mismo. La combinación de gris y madera, esta vez más oscura que la que vemos en el resto de la casa, consiguen darle un toque muy moderno y lujoso.
Si quieres seguir leyendo sobre este estilo de decoración y descubrir por qué nunca pasa de moda, te recomendamos que leas el artículo ¡Las 7 claves de la decoración escandinava!