¿Cómo aprovechar al máximo las paredes de ladrillo? – Diseños inspiradores

Karen Ayerve Karen Ayerve
Reforma de loft en Madrid, Arquitectos Madrid 2.0 Arquitectos Madrid 2.0 Estudios y despachos de estilo industrial
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Elegir paredes de ladrillo visto puede resultar una opción algo arriesgada si no trabajamos en la coherencia estética entre su aspecto y el espacio. Con tanto o más carácter que la propia decoración, su presencia se traduce irremediablemente en un estilo bien definido, el rústico, que, haciendo gala de un buen criterio decorativo, es posible controlar. Por eso, desde homify queremos declarar nuestro amor incondicional hacia este tipo de paredes y animarte a que tú también apuestes por el ladrillo. La razón no es otra que la gran dosis de personalidad que suman a los espacios, así como su poder de crear una atmósfera atrayente y llena de vida. 

La clave, como casi siempre, pasa por prestar especial atención a todo aquello que pueda decorar este tipo de paredes si lo que buscamos es manejar a nuestro antojo ese efecto rústico que nos produce su aspecto a medio acabar. Nosotros te enseñamos cómo. ¡Sigue leyendo!

1. La clave es aprovechar su estilo propio

Las paredes de ladrillos son mucho más que muros de colores anaranjados, pensados para las casas rurales o industriales. Hoy, podemos incorporarlos dentro de la misma estética que le hemos dado al espacio, y de hecho adaptarlos de tal forma que conserven su identidad. En cualquier caso, lo que está claro es que el ladrillo es un material que viste por sí mismo cualquier estancia y al que podemos sacarle más partido del que pueda parecer. 

Te animamos a pasarte por este libro de ideas, si quieres descubrir otras formas de utilizar y decorar las paredes de ladrillos.

2. Dales un aspecto descuidado

El ladrillo sigue siendo uno de los materiales más utilizados para las paredes de casa. Y no es para menos: son grandes aisladores acústicos, soportan bien la humedad y apenas les afecta el paso del tiempo. Pues bien, a estas características naturales, se suma otra más estética que lo ha convertido en una tendencia en alza dentro de la decoración de interiores, no importa la estancia y/o estilo elegido. Sólo hace falta fijarse en el diseño de la fotografía, donde se ha dejado el ladrillo expuesto luciendo su aspecto más natural, desgastado o envejecido, como prefieras llamarlo. El resultado se consigue al descubrir el material de las capas que lo cubren y como consecuencia le concede un toque shabby y hasta un halo vintage a la habitación, perfecto para cualquier estancia de casa.

3. Lacadas en blanco

homify Cocinas de estilo moderno

El ladrillo visto suma carácter, nos gusta y apostamos de lleno por él. Ahora bien, no olvidemos aquella máxima que predicábamos nada más empezar este post: coherencia estética entre espacio y la imagen que finalmente luzcan las paredes. La primera apuesta consiste en darle una mano de pintura al ladrillo y apostar por un clásico en la paleta de los colores: el blanco. El proceso es sencillo: una vez que hayas desnudado a tus paredes, limpia cada ladrillo para disimular su textura si quieres un efecto mate, y rodillo en mano empezamos a aplicar la pintura. Utiliza la brocha para cubrir las juntas y que la pintura no se concentre en determinadas zonas. También puedes descartar el cuidado de los detalles si quieres conseguir un resultado similar al de la fotografía. ¿Más shabby o más cuidado? Tú eliges. 

4. Cúbrelas con cemento

Te has empezado a cansar del color blanco y buscas una manera de darle ese toque especial a tu pared de ladrillo. ¿Con qué alternativas contamos? Para explicarte nuestra primera propuesta hemos elegido este diseño de interiorismo, un trabajo de los chicos de Dröm Living, en el que se ha recubierto con cemento parte de la pared. El color blanco, no sólo aporta luz y clase a la habitación, sino que además se reparte el protagonismo con el nuevo detalle que acabamos de añadir, el cemento. El resultado es un diseño que bien podría utilizarse dentro de una decoración de aires escandinavos.

5. Juega con los contrastes

Como vemos, la textura del ladrillo visto tampoco supone problema para quienes busquen darle un toque de color a la decoración. De este modo, apostar por una base de blancos deja abierta la posibilidad de añadir otros tonos que contrasten con los primeros: prueba con la paleta de los verdes o azules oscuros, ya que consiguen crear una atmósfera sosegada a la par que reivindican su presencia sin resultar sobrecargados. Otra técnica que puedes utilizar es distribuir de manera inusual las zonas de colores, tal y como se ha hecho en la habitación de la fotografía. De este modo, aumentamos las perspectiva de profundidad y repartimos de manera efectiva la sensación de luz que provocan los blancos. 

6. Combina el ladrillo con una decoración en tonos oscuros

Pero volvamos al ladrillo natural, ese que lucen las paredes a medio acabar para combinarlo de forma efectiva con el resto del espacio. No olvidemos que las infinitas posibilidades visuales y estéticas de este tipo de revestimiento nos permite apostar por él en grandes dosis, otra forma de subrayar su estilo tan característico. Es decir, si a la parte le sumamos un todo en el que se combinen inteligentemente ciertos elementos, el resultado será un espacio lleno de clase. No lo decimos nosotros, sino ejemplos como el de la fotografía. Aquí, más que buscar contraste entre piezas y ladrillo, lo que se pretende es la armonía entre un mobiliario en tonos oscuros, y las paredes de un tono similar. En definitiva, una decoración sencilla, pero eficaz. 

7. Mitad ladrillo, mitad pared

Esta técnica representa de forma literal aquello de paredes a medio acabar. Efectivamente, se han dejado al descubierto las juntas y el ladrillo en su más natural estado, para revelar un aspecto viejo de los tabiques. En esta ocasión se alcanza un equilibrio sobrio gracias a la pequeña porción de pared bien equipada que dejamos lucir de manera discreta. La intención es destacar ese contraste entre ambas estéticas y producir un efecto positivo sobre el conjunto de la decoración. El resultado es, cuanto menos, interesante. 

8. Dale un aspecto industrial

Si hablamos de una característica innegable del ladrillo, nos referimos indudablemente a su contribución en la creación de una estética industrial. Mucho tienen que ver con el asunto el color y la textura que luce, sinónimos visuales de una decoración un tanto tosca y de líneas abruptas. ¿Por qué luchar contra ello cuando podemos convertirlo en su mejor virtud? Aprovecha la calidez que su tono natural produce en los ambientes, y utiliza el motivo de la decoración para resaltarlo. En otras palabras, arriesga y apuesta de lleno por el estilo industrial. Si más adelante cambias de opinión, recuerda que siempre puedes limar los ladrillos para darles un toque más desgastado y vintage, o añadir un toque de color. Todo ello, sin necesidad de dejarle ni los nervios ni el bolsillo. 

Y tú, ¿apuestas también por el ladrillo visto para tus paredes?

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