El diseño de La Musa: un bar diferente en La Latina

Marisa Alcore Marisa Alcore
La Musa, LabMatic Estudio LabMatic Estudio Espacios comerciales
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En torno a las plazas de la Cebada y de la Paja, un barrio de origen medieval se extiende. Quizás, uno de los barrios más castizos de la ciudad de Madrid. Se trara del barrio de La Latina. Cualquier día de la semana es bueno para visitarlo, sobre todo cuando cae el sol y las terrazas de los cientos de bares que podemos encontrar en esta zona se llenan de gente joven, charlando de la vida con una cerveza en la mano. Los domingos, sin embargo, sus calles acogen el famoso rastro al aire libre de Madrid, donde podremos perdernos entre numerosas curiosidades y antigüedades. Si lo visitamos a mediados de Agosto, no podemos perdernos las fiestas de la Virgen de La Paloma: fiestas y verbenas inundan este barrio desde el día 12 hasta el 15. Porque como decía Francisco Azorín: la paloma no es patrona de Madrid, pero sí reina plenamente en muchos corazones humildes que habitan en la Villa’.

Y es en este contexto, más concretamente en el número 12 de la calle Costanilla de San Andrés, podemos encontrar La Musa. Diseñado por LabMatic Estudio, en este bar madrileño conviven el diseño vintage y el concepto de taberna tradicional en un mismo espacio. 

Su carta de presentación

Con el lema que la inspiración nos pille comiendo, La Musa se presenta ante nuestros ojos con una fachada discreta. Un cartel con letras celestes nos indica que hemos llegado a nuestro destino: un bar donde poder disfrutar de cañas y tapas en un ambiente distinto. 

El interior

En su interior, el diseño nos sorprende, pero también la multifuncionalidad del espacio: una zona con mesas nos invita a disfrutar lentamente de una cena con amigos. El local se llena de una atmósfera cálida y confortable, gracias al mobiliario vintage, la iluminación y la vegetación interior. 

Un skyline en un muro

Una barra de aluminio inoxidable nos permite disfrutar rápidamente de una caña y tapa. Frente a ella, un mural representa el característico skyline  del barrio, como si estuviéramos sentados en cualquier terraza de la ciudad. El local no esconde su construcción industrial, sino todo lo contrario: las instalaciones y estructura se dejan vistas, participando del encanto del lugar. 

Un jardín vertical

Sin embargo, una sorpresa nos espera: uno de los muros del local se cubre por un auténtico jardín vertical llenado de frescura a esta parte del local. 

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