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¿Quién no ha soñado alguna vez con tener una casa junto al mar? Despertarse y observar desde la cama la línea del horizonte que separa el cielo del agua es uno de esos pequeños placeres que la mayoría no tenemos la suerte de disfrutar. Pero como soñar es gratis, nosotros en este libro de ideas vamos a visitar virtualmente una edificación que mezcla el lujo de vivir junto al mar con el aire cálido de las construcciones rústicas y mediterráneas.
Cogemos las maletas y ponemos rumbo a las Baleares para pasear por unas fabulosas estancias que nos ayudarán a coger ideas por si un día, quien sabe, los sueños se cumplen y acabamos por tener frente al mar una preciosa casa. ¡Ahí vamos!
Nos han dicho mil y una vez que lo importante está siempre en el interior y tienen mucha razón porque a veces las casas más fabulosas por fuera no lo son por dentro. La discreción es un valor al alza, por eso, aunque esta casa se esconda frente a un muro, no nos engaña, solo reserva para la intimidad lo mejor de sí misma.
Si damos la vuelta a la casa y la rodeamos nos encontramos que la parte de atrás era discreta, pero la de delante nos ofrece una colorida bienvenida. Las contraventanas pintadas de verde le dan un aire fresco y pintoresco, muy a juego con lo que nos encontraremos dentro.
Fíjate en el suelo de cerámica cocida, se trata de un rasgo genuino de las viviendas mediterráneas. Se trata de un material que estamos acostumbrados a ver más fuera que dentro de las casas, pero en esta ocasión no desentona en este interior con cierto aire rural.
Seguimos mirando hacia el suelo porque en esta estancia lo que nos resulta más inspirador es el bonito pavimento de baldosa hidráulica. Para contrarrestar la fuerza del suelo se ha optado por un estilo más discreto en el resto de la decoración, donde predomina el blanco. Aquí, al igual que ocurría en la habitación anterior, las ventanas y lo que estas muestran se convierten en auténticas protagonistas de la sala.
¿Pero qué se esconde detrás de esas ventanas? Pues algo parecido a la felicidad, porque un desayuno en este patio no puede estar muy alejado de ese estado de ánimo. El colorido de las plantas se refuerza con los tonos brillantes de algunos detalles decorativos, como el mantel.
Y si una habitación nos llevaba al patio, la otra lo hace a una espléndida terraza en la que lo más llamativo no está dentro de la casa, sino fuera. Y es que con esas vistas no es necesario echar mano de elemento decorativo alguno, aunque aquí se ha elegido con tino el mobiliario exterior, con cierto aire retro y rústico que conecta con la vivienda.
Volvemos a entrar en la vivienda para echar un vistazo a la zona de noche, es decir, a los dormitorios. El primero en el que centramos nuestra atención conecta con todo lo visto anteriormente. Por un lado, el pavimento de cerámica, como ocurría con la primera sala que hemos visto. Por otro, la original barra de las cortinas, que nos lleva de vuelta a la segunda estancia.
Terminamos con otro dormitorio. Aquí señalamos las vigas de madera que han sido pintadas de blanco, para hacerlas pasar más desapercibidas y dejar que sea la ventana, con sus vistas sobre el Mediterráneo, las que sigan teniendo todo el protagonismo.
Si quieres descubrir más casas para soñar, te recomendamos el artículo El diseño de un hotel rural en Mallorca.
