Reforma integral de una vinoteca en Pontevedra

María Bausán María Bausán
Reforma de café-bar para vinoteca en Bueu: Rosalinda, Estudio de Arquitectura Sra.Farnsworth Estudio de Arquitectura Sra.Farnsworth Espacios comerciales
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Abrir un negocio nuevo de cara al público implica muchas decisiones, pero una de las más importante tiene que ver con la estética, con la cara que vamos a mostrar a nuestros clientes. 

El aspecto de nuestro local es fundamental para atraer a la clientela adecuada, es nuestra tarjeta de visita y por tanto debemos cuidarla bien. Por eso, cuando este bar de Bueu, Pontevedra, decidió cambiar de negocio para convertirse en una coqueta vinoteca abierta a todos los públicos uno de los aspectos que más se pensaron fue el de la reforma integral del local. 

Detrás de este antes y este después se encuentra el estudio de Arquitectura Sra. Farnsworth que convirtió un antiguo bar de los años setenta con muchas reformas a sus espaldas en la acogedora Vinoteca Rosalinda. Acompáñanos a descubrir su transformación.

Bienvenidos a la Vinoteca Rosalinda

Cuando se abordó la reforma del local, se partieron de algunas premisas. La primera era aprovechar en la medida de lo posible el mobiliario y las instalaciones existentes pero creando un espacio totalmente nuevo, que resultara atractivo a un amplio abanico de usuarios. Un espacio luminoso, alegre, acogedor y moderno que llamara la atención desde la calle y que invitara a entrar a degustar sus vinos. 

El bar antes…

El aspecto del local antes de la reforma integral nos muestra un espacio con muchas posibilidades, pero con una estética antigua que poco tenía que ver con el carácter que quería darle su nuevo dueño. No obstante había elementos que podía utilizarse cambiando solo algunos detalles: la barra de mármol, parte del mobiliario, algunas lámparas… Solo había que encontrar la manera de darle un aspecto menos apagado y más moderno. 

… y después

Utilizando una paleta basada en tres colores, el blanco, el turquesa y el rojo, la transformación del local ha sido radical. El techo, que antes estaba pintado de color rosa ahora está blanco, con lo que se consigue resaltar uno de los elementos más auténticos y estéticos del interior: sus vigas de madera. El suelo de barro cocido se ha mantenido, pero no así el aspecto de la barra que se ha cubierto de blanco, consiguiendo más luz. El color turquesa resalta los detalles: el arco de la sala principal, la estantería empotrada, las columnas de metal. Por último, los detalles en rojo de los muebles han conseguido crear un ambiente festivo, divertido y alegre perfecto para el bar. 

Un rincón antes…

Este rincón aislado del resto con una celosía daba un aspecto oscuro que se ha intentado evitar a toda costa. Aquí, al igual que ocurría en el resto del local, el color de la pared impedía que se apreciaran bien las vigas del techo y la combinación de rosa, verde y violeta oscurecía el ambiente, dando un aspecto kitch que poco tenía que ver con la idea del futuro negocio. 

… . y después

Con los cambios, sin embargo, este rincón ha quedado mucho más agradable que antes. Para empezar se ha quitado la celosía, abriéndolo al resto del bar. Además se han cambiado los colores, siguiendo la línea de la sala principal. Una pequeña barra en el lado izquierdo ha sido añadida, con sus respectivos taburetes, así como un banco en el lado contrario, pintado de color turquesa, frente al que se han puesto mesas recuperadas del local anterior. Los cojines, amarillo y verde, son los únicos puntos de color que se salen de la línea marcada del rojo, el blanco y el turquesa. 

La iluminación

Aunque algunas lámparas, como las que penden sobre la barra, se han mantenido, el resto han sido cambiadas, decantándose por un modelo de cierto aire industrial y nórdico. Además, al tratarse de una vinoteca, se ha utilizado la referencia del vino y de las barricas donde se guarda para convertirlas, pintadas de turquesa, en mesas altas donde consumir los vinos.  

Los detalles

Para poder reutilizar muchos de los muebles que habían antes hubo que restaurar algunos, como las banquetas, que se retapizaron con tejidos y estampados más cómodos y acogedores, además las pata se pintaron de rojo para hacerlos más llamativos. 

Rosalindas y Faustos

El nombre del bar no es arbitrario, proviene de la canción Rosalinda de Fausto. De ahí que aquí los baños no se dividan en chicas y chicos, sino en Rosalindas y Faustos. De nuevo un toque fresco en esta vinoteca luminosa y alegre en la que seguro a que más de uno nos gustaría tomarnos un vino. 

Si quieres descubrir otro proyecto de hostelería te invitamos a que le eches un vistazo al libro de ideas Marisco: un bar naútico en Mallorca

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