En 1942 Pablo Picasso convirtió un sillín viejo y un manillar oxidado en una obra de arte que llamó Tête de Taureau. La obra se encuentra dentro de la serie objets trouvés en la que el genio utilizaba objetos cotidianos para sus creaciones surrealistas. La historia se repite…

Reinventado la taxidermia, jugando a reciclar y siendo más respetuosos con los malos humos, cada día hay más gente con una bicicleta entre sus piernas. Hacía tiempo que Momentos a Medida le daba vueltas a todo esto… ¿Por qué no emular a Picasso y reconvertir su obra en algo útil y apetecible para nuestras paredes? Os presentamos tres piezas elaboradas y diseñadas por nosotras mismas.
Tres preciosas rodajas macizas de castaño, cada una sustenta un sillín de bici (dos de ellos retapizados) y sus respectivos manillares. A nuestro perchero lo hemos bautizado como deer-bike, esa mezcla entre cabeza de ciervo y piezas de bicicleta. Una bonita escultura útil, con mensaje y en dónde colgar todo…