La parte trasera del salón viene decorada por un aparador de lineas limpias y suaves en color cerezo. Sobre el un portarretratos y en un lateral, un macetero en color crema y una planta mediana cuajada de flores blancas. A su lado, se sitúa, colgado en la pared de fondo, un cuadro de estilo colonial en el que se ilustra un Buda o monje en plena meditación.
La estancia transmite tranquilidad, armonía compositiva y cromática y calidez.