Pablo es tranquilo y racional mientras que Esther es detallista y pasional. A los dos les encanta viajar y probar sabores nuevos.
Buscaban una cocina en la que los dos se sintieran a gusto y que tuviera algo especial que hablase de ellos y pudieran compartir con sus amigos.
Necesitaban ayuda para hacer la cocina suya y encontrar ese equilibrio entre los gustos de los dos.
El resultado fue una cocina en península, muy versátil y con una iluminación que les ayuda a crear diferentes ambientes. Además, el toque especial se consiguió con un armario lab
en el que experimentar y dar rienda suelta a su creatividad.