El planteamiento de la reforma era la de unir tres pisos con unos cuarenta años de antigüedad, pequeños y con una geometría complicada, en un único piso de dos plantas. La reforma fue integral, incluyendo las fachadas, que fueron saneadas y aisladas térmicamente.
El resultado fue la consecución de una nueva vivienda, completamente adaptada a las exigencias y comodidades de la vida moderna, así como a los gustos y modos de vida de sus habitantes.