El salón de la casa sigue el patrón de la ladera de la montaña. Su altura simple en la zona de estar está enfoca hacia el mar. Por la parte posterior los techos crecen hasta la doble altura del comedor, donde existe un hueco desde el cual entra el soleamiento del sur y por el cual podemos percibir la ladera creciente de la montaña.
La iluminación del salón se produce con un juego del falso techo, que hace que la luz participe también en la decoración del salón. La pared que enfrenta la gran cristalera, decide revestirse con un aplacado cerámico para romper con el blanco del resto del espacio.