Un local dedicado a la cocina mediterránea con una imagen muy desactualizada. Esta es la realidad con la que nos encontramos en nuestra primera reunión.
Un espacio que busca el diseño para encajar en la cocina que se practica. Esta intervención se realiza en Lorca (2018), nuestro reto aquí, por lo tanto, se trata de introducir estos conceptos anteriormente mencionados dentro de un ámbito físico, conservador y rígido. El proyecto a pesar de tener una imagen homogénea tiene 2 partes muy diferenciadas, la entrada, donde se ubica la cafetería con la barra, mesas altas y taburetes, y el salón donde se ubican mesas y sillas bajas. En la cafetería se busca un espacio altamente funcional y dinámico donde los usuarios ocupan el espacio en una breve estancia de tiempo donde degustan una “tapa” y una bebida, pero de forma informal. También es donde se ubica la cocina y es la zona de paso de los trabajadores del local que tienen que servir a más de 30 mesas entre cafetería, salón y terraza. La parte del salón es un espacio de estancia más dilatada, a pesar de ser informal, es una zona que requiere estar sentados en una mesa y degustar comida a la carta. Las opciones formales y estéticas fueron las siguientes; Las paredes son bañadas por luz cálida, donde hay una predominancia cromática del negro, blanco y gris, esto nos ayuda a reflejarla, gracias a los paños blancos, creando espacios con efecto de amplitud. Otra circunstancia que consideramos interesante es el hecho de que todos los puntos principales de degustación en la cafetería están iluminados directamente por una lámpara de hierro. Si bien el espacio en la cafetería aparece como “desmaterializado” por las circunstancias que antes describíamos. Liberando así espacio para trasiego de camareros y encuentro de clientes. La parte del salón mucho más densa por la luz y mobiliario aplicado.