El proyecto, aunque sencillo, supone un cambio absoluto al aspecto superficial del local, respetando su geometría original. Un antiguo local de venta de chocolate cuya problemática principal estribaba en una mala iluminación, tanto natural -fruto de una fachada excesivamente tosca con un escalón que bajaba para guardar el aire acondicionado y la persiana- como artificial. Seguido de ésto, una volumetría irregular y mal aplomada nos lleva a buscar un recubrimiento que permita mantener la geometería rota de la pared que divide los espacios de venta al público y almacén, y que encontramos como único aspecto interesante de la planta del local. Así pues, buscando destacar este elemento, se emplea una chapa mini-onda, típicamente empleada en fachadas de carácter industrial, tratada con un lacado al horno en color salmón.