Salón con sofá-chaiselongue y butaca de apoyo. Mesa central y aparador auxiliar con cristal y espejo.

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La primera impresión que se tenía de este piso, situado en Tres Cantos una localidad al norte de Madrid, al entrar era muy mala, casi de cueva, a pesar de las dimensiones y características del mismo. Al entrar en él, la oscuridad era lo primero que te recibía. Su hall de entrada era estrecho y sin luz natural y no invitaba mucho a pasar. Desde itta se tenía claro que con y tras la reforma y el amueblamiento, esta situación tenía que cambiar por completo, que no hubiera ni rastro de esa oscuridad y casi tristeza que se respiraba en la casa.

Como primer punto de actuación, y clave en el proyecto, se trabajo soble ampliar los accesos del salón y la cocina y, además y fundamental aportar luminosidad natural y amplitud espacial dejando intuir el resto de la vivienda. Se diseñaron y ampliaron unas puertas nuevas con cristales y malla deployé que dejan pasar la luz, consiguiendo así que los rayos de sol llegasen hasta la entrada, logrando hacerla más luminosa, alegre y acogedora, consiguiendo que el recibidor cumpla a la perfección su función, y además te invite a pasar. El resto de la casa también se pensó y diseñó con las premisas del recibidor. El objetivo final durante la transformación era mantener el estilo clásico y las líneas sencillas de la vivienda, pero actualizar los espacios. La reformar se planteó con la premisa clara y fundamental de aportar y transmitir luminosidad, que apoyados en las soluciones constructivas y el mobiliario, además conseguir alegría, personalidad y carácter. Se diseñaron muebles y soluciones a medida, se utilizó como base un blanco roto dinamizado con colores llamativos y atrevidos, combinando con madera y piezas contemporáneas. Se alcanzó el resultado deseado por todos, un hogar acogedor, con notas elegantes, funcional y moderno.