La vivienda está situada en la quinta planta de un edificio de los años treinta en Milán. El piso en origen disponía de una sola habitación con baño, el típico tinello – comedor integrado a la cocina – un lavadero y un pequeño salón. La intervención consistió en tirar los tabiques y reorganizar totalmente la distribución para crear un espacio luminoso y intimo, donde, aunque todo está comunicado, cada función tiene su ambiente, jugando con los colores y materiales para definirlos.
La vivienda está claramente separada en dos partes – el área de día y el área de noche – mediante el pasillo en resina color azul oscuro que contrasta con el roble del resto del pavimento. Los colores de las paredes, en dos tonos de grises, y los cambios de pavimento se utilizan para definir los distintos ambientes: resina gris claro en la cocina; azul oscuro en pasillo, baño y comedor; madera de roble para la sala de estar y los dormitorios. En cuanto a la decoración, se elijen pocas piezas que acentúan la tranquilidad y la frescura que pretendían los propietarios.