Estamos ante un apartamento a las afueras de Madrid, un apartamento con dos habitaciones, una de ellas se quería transformar en un vestidor que a la vez fuese la zona de estudio. No hizo falta reforma ya que la distribución y el espacio estaban perfectos, pero se cambió el color de las paredes y toda la decoración de la vivienda. Intentando buscar espacios frescos, jóvenes y apacibles. Este proyecto salió publicado en el número de noviembre de la revista Micasa.