Se trata de un espacio diáfano,en el que se ha querido aprovechar esa
amplitud espacial para crear una cocina, que no solo se utilice
estrictamente para cocinar,sino en la que tambien se viva
.Para ello se
ha reservado un espacio,más intimo en el que relajarse,en el cual se
han colocado unos sillones en tonos grises,una mesita de café y unos
espejos redondos que contrarrestan las lineas rectas del mobiliario de
la cocina.Para los muebles de la misma,se ha optado por mobiliario con
gran capacidad de almacenaje en tonos morados satinado,con encimera en
silestone blanco y electrodomésticos en acero.En el centro de la cocina,
una barra americana distribuye los espacios,y al mismo tiempo nos sirve
de almacenaje.Se ha optado por un estilo de líneas limpias con un sutil
toque barroco que dan el papel pintado de la zona de descanso y la gran
lámpara de araña que cuelga en la zona central de la estancia.En cuanto
al suelo,el mármol grisáceo ha sido el elegido por su resistencia y
belleza natural,además de que transmite bien el calor