Superficie construida 236,70 m²
La vivienda unifamiliar adosada proyectada se plantea como un volumen rompedor dentro de una urbanización de los años 80, masificada y monótona.
Su atractivo está en su interior, por lo que todos los espacios están volcados hacia el patio, centro neurálgico de la vivienda, excepto el salón comedor situado en planta baja por obligación normativa. Su ventana no está pensada para vistas, sino para poder cumplir con dicho requisito de tener un hueco mínimo a fachada principal. La planta baja se pensó para uso del matrimonio, con cocina, salón estar comedor, dormitorio principal, aseo y garaje.
La planta primera se comunica visualmente con la baja a través de un doble espacio en la zona del comedor con la escalera de obra como nexo de unión entre ellas. Los dormitorios de los 3 hijos son pequeños apartamentos con baños incluidos en ellos y con la galería unificando los accesos, pensados para cuando visiten a sus padres.
La rotundidad de la fachada principal se contrapone a la fachada interior al patio-jardín minimalista, que es el núcleo y motor de esta vivienda.
La combinación de materiales de última generación –gres porcelánico en color blanco con relieve texturizado en formato de 1,20*60 cm- con los más tradicionales –aplacado de piedra rustica en tonos tierras y grises en formato reducido- combinan a la perfección y hablan de un nuevo concepto de combinación en el diseño entre los nuevo y lo viejo, el pasado y el futuro…